Dignidad

Dignidad

La reivindicación de la dignidad de las personas aparece en la Carta de las Naciones Unidas de 1945 y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Es en los años noventa cuando parece también en las demandas de las víctimas españolas del terrorismo junto con otros conceptos de como los de memoria, justicia y verdad.

Estos principios inspiraron la elaboración de la ley 29/2011 de Reconocimiento y Protección Integral de las víctimas del terrorismo que los menciona de forma expresa, a diferencia de otros ordenamientos anteriores en los que no aparecían.

El reconocimiento de la dignidad de las víctimas, de cualquier víctima, implica obligaciones sociales que alcanzan tanto a las instituciones como al conjunto de los ciudadanos. Unos y otros tienen que evitar actuaciones y comportamientos que supongan un ataque a esa dignidad. Entre los comportamientos reprobables que deben ser evitados hay que mencionar, el enaltecimiento del terrorismo, la exaltación de los victimarios o la justificación del crimen.

La dignidad está asociada, además, a los otros valores que se han mencionado. El Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que el derecho a la verdad de las víctimas era un derecho autónomo, inalienable e independiente, pues la “verdad es fundamental para la dignidad inherente del ser humano”.

El sociólogo y poeta Víctor Urrutia en su libro Memoria de silencios, en el que están muy presentes las víctimas del terrorismo, dejó escrito que “Recordar un muerto/ es recordarlos todos / el dolor de los suyos, / su dignidad / y su desgracia”.