Paz – Pacifismo

Paz – Pacifismo

La ‘paz positiva’ de Galtung supone la creación de las condiciones necesarias para que el ser humano pueda desarrollar toda su potencialidad en la sociedad. Sin duda un desiderátum precioso pero la realidad es compleja y se impone no desdeñar como deseable y razonablemente satisfactorio un objetivo como el de la paz entendida como ausencia de violencia explícita. Esta es la paz que conseguimos en Euskadi hace años. Una paz vinculada estrechamente a la libertad, un binomio inseparable, y a la que se llegó como consecuencia de múltiples factores de los cuales solamente voy a mencionar ahora uno y que es el papel que jugó una parte de la sociedad vasca. Esa parte de la sociedad vasca que no quiso resignarse ante una situación de violencia como la que estaba viviendo. Un pacifismo anclado firmemente en los valores de los derechos humanos y en la dignidad humana. Un pacifismo que hizo del silencio su símbolo de expresión en el cual se reconocían personas de diferentes ideologías. Un pacifismo que apostaba por el diálogo para resolver cualquier tipo de conflicto aceptando la existencia de todos estos conflictos en nuestra sociedad. Un pacifismo que se pronunciaba contra todo tipo de violencia injusta, viniera de donde viniera y fuera ejercida por el grupo terrorista que fuera ejercida. Un pacifismo que ejerció de agitador de conciencia en una adormecida sociedad vasca y que pudo por fin celebrar la llegada de la paz por imperfecta que está fuera.