Violencia de persecución

Sara Hidalgo

Historiadora

Violencia de persecución

Cuando hablamos del terrorismo de ETA en particular, siempre se nos vienen a la mente los asesinatos, las muertes, pero más allá de ello hay una amplia gama de violencias que ETA ha desplegado sobre sus objetivos, entre las cuales podemos situar la violencia persecución. Esta violencia se venía desarrollando desde el inicio de las actividades terroristas de ETA, pero alcanza sus picos más altos a partir del año 1995, cuando ETA y su difuso entorno encarnado por Herri Batasuna despliegan lo que se llama la estrategia de la ‘socialización del sufrimiento’, con el cual pretendían expandir el miedo a todas las capas de la sociedad y atacar a los eslabones más débiles de su oposición.
La violencia de persecución ha afectado a un sinnúmero de personas en Euskadi y especialmente a aquellas que han prestado sus servicios en las administraciones públicas y locales. La violencia de persecución la podemos entender así, como un tipo de violencia terrorista que no se circunscribe al asesinato, sino que nos remite a la coacción, a la amenaza, al linchamiento público, a la presión social, a la falta de libertad de expresión, a la estigmatización de la víctima, a la deshumanización. Asimismo, en esta violencia, podemos circunscribir también las acciones de ‘kale borroka’ que también alcanza sus picos más altos en esta etapa y que lo que hacían era reforzar la hegemonía de nacionalismo vasco radical en el espacio público. De esta manera, el miedo permeaba a todas las capas de la sociedad y ese era precisamente uno de los objetivos que perseguía ese tipo de violencia.

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