Equidistancia

Martín Alonso

Catedrático de Filosofía de Instituto

Equidistancia

Es un concepto típicamente de nuestro contexto cercano español y, particularmente vasco, sobre todo referido a la posición del denominado tercer espacio que propugna una neutralidad entre ETA y el Estado de donde deriva, por un lado, una denuncia genérica de “cualquier violencia venga de donde venga”, y por otro, y más determinante, la propuesta del diálogo como única solución al terrorismo. Hay que decir que esta manera de concebirlo es una importación inadecuada de un contexto dialógico en el que las posiciones de los intervinientes son equivalentes y, por tanto, transaccionales, es decir, se pueden establecer aproximaciones entre ellas como ocurre en una negociación colectiva. Pero ningún supuesto que comprenda víctimas y agresores puede invocar una solución de justo medio porque no existe un punto medio entre el agresor y agredido, entre la violencia terrorista y la violencia legítima del Estado. No podemos concluir que disparar cinco tiros contra una multitud es una solución justa porque es equidistante entre no disparar y disparar diez tiros.
El bien y el mal conforman un dilema de categorías indivisibles, no un espacio de negociación; confundirlos es incurrir en lo que Avishai Margalit llama ‘compromisos podridos’. La equidistancia tiene, por tanto, un ámbito legítimo de aplicación y no puede invocarse fuera de él. Ni como una mal entendida tolerancia, por un lado, ni como una desautorización infundada de competidores legítimos, por el otro. Muy cercano a este concepto de equidistancia está la idea de que todas las opiniones o sentimientos son respetables y que, por tanto, la verdad reside en al algún punto intermedio entre ellos (relativismo cultural).

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