Radicalización violenta

Carola García Calvo

Investigadora principal del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global del Real Instituto Elcano

Radicalización violenta

La radicalización es la adopción de un sistema radical de creencias por parte de un individuo. Este se caracteriza, en primer lugar, por ser rechazado por la mayoría de la sociedad que tiende a ubicarse en posiciones más centradas o flexibles en el continuum ideológico y, en segundo, por justificar el uso de la violencia para la consecución de objetivos políticos, religiosos o cambios sociales de otra naturaleza. En este caso estaríamos refiriéndonos a la radicalización violenta.

Para comprender el proceso de radicalización violenta, es necesario distinguir entre radicalización cognitiva y conductual. La primera hace referencia a la “radicalización de las ideas”, mientras que la segunda remite a la “radicalización de los actos”. Las dos son condiciones necesarias para la violencia política o religiosa, si bien la relación entre ellas no está clara. La combinación de radicalización cognitiva y conductual frecuentemente precede a la violencia, pero esta puede no llegar a producirse.

En este contexto, existen distintos modelos teóricos que tratan de explicar cómo se interrelacionan ambas dimensiones, la cognitiva y la conductual, poniendo más o menos énfasis en el peso de las ideologías o, en su caso, en las relaciones sociales en el proceso de radicalización.

Los autores Hafez y Mullins, han sintetizado los principales hallazgos en relación a estos procesos y proponen un modelo, en una visualización de puzle, compuesto por cuatro piezas.

La primera serían los agravios personales y grupales, los cuales generan un sentimiento de discriminación real o percibido en el individuo y la generación de narrativas victimistas. La segunda serían las redes y vínculos interpersonales que actúan como correa de transmisión de las actitudes y creencias extremistas. En tercer lugar, la ideología en su visión completa del mundo y el lugar que el individuo ocupa en él. Y, por último, la cuarta pieza se refiere a los entornos donde se producen procesos de captación y radicalización violenta, los cuales pueden ser virtuales o en el mundo real, en relaciones vis a vis. Lo que no han llegado a determinar es cuál es el peso que cada uno de estas cuatro piezas tiene dentro de un proceso de radicalización que conduce a la justificación de la violencia para la consecución de objetivos políticos. En cualquier caso, el tamaño y la manera de encajar dependerá de cada caso individual.

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