Relato

Relato

En febrero de 2011, unos meses antes de que ETA anunciara el final del terrorismo, la madre de un asesinado se preguntaba: “¿Quién escribirá la Historia?, ¿Dejaremos que sean quienes mataron a Jorge los que la escriban?”. Con estas palabras, la mujer aludía a una cuestión central tras el cese de los atentados: la del relato.
Un relato es una narración ordenada de unos hechos. Y en este contexto concreto, nos referimos al relato histórico en torno a la violencia terrorista. Nos referimos, sobre todo, a la idea que quedará en la mayoría de la población sobre lo que fue y significó ETA.
Las visiones son variadas y es muy difícil, incluso indeseable, que haya una visión única, un relato único aceptado por todos. Sin embargo, no vale cualquiera. Algunos historiadores, como Luis Castells, hablan de unos criterios mínimos exigibles en ese relato:
Debe ser un relato que busque la verdad, por incómoda que sea.
Debe ser un relato riguroso y que aporte datos contrastables.
Debe ser un relato que se pregunte por las causas y las motivaciones. Y esto no significa justificar los hechos que cuenta.
Debe ser un relato complejo, que atienda a todas las voces y a todos los fenómenos, pero que no oculte la centralidad del terrorismo de ETA y de sus víctimas, pues lo contrario faltaría a la verdad.
Debe ser un relato que también que combine la explicación de los hechos y los contextos con la perspectiva personal. Poner nombres y apellidos a la historia ayuda mucho a entender lo ocurrido en su verdadera dimensión. En este caso, la historia de las víctimas es imprescindible para entender lo ocurrido.