Justos y resistentes

Justos y resistentes

Las situaciones de violencia y, entre ellas, también el terrorismo, generan diferentes comportamientos entre la población. Hay agresores o perpetradores que provocan un daño injusto; hay espectadores o bystanders que miran hacia otro lado; hay víctimas, siempre inocentes, en el sentido de que no merecieron el daño que les causaron; y hay justos y resistentes que respondieron de una forma que a veces ponía en riesgo su propia seguridad o su integridad física a esa situación de violencia. El ejemplo clásico de esas personas, de estas últimas a las que nos referíamos, son los justos entre las naciones, que es un reconocimiento oficial que concede el Estado de Israel a través de su institución de memoria: Yad Vashem, a aquellas personas que, con grave riesgo para su vida, incluso, salvaron las vidas de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. También en España en relación con el terrorismo tenemos ese tipo de personas de justos y resistentes, entre ellas hay que mencionar; a las propias víctimas, que nunca respondieron a la violencia con más violencia, que rompieron la cadena del terror; tenemos a representantes políticos que garantizaron el pluralismo; tenemos a policías y jueces que contribuyeron a la derrota operativa de ETA; tenemos a pacifistas que movilizaron a la población; tenemos a intelectuales que deslegitimaron al terrorismo; o incluso, a ciudadanos anónimos que contribuyeron a detener comandos. Dentro de unos años, cuando se escriba la historia del terrorismo, habrá que reservar un hueco también importante para estos justos y resistentes que encarnan la parte más positiva de esa historia negra.